La experiencia del rafting es un tanto singular. Por la manaña se montan entre seis y ocho personas en una barca y poco tiempo después, como por arte de magia, sólo hay dentro de la barca un equipo dispuesto a pasar el siguiente rápido mejor que el anterior remando todos a una.
Una vez fuera de la barca, toda la energía acumulada por el equipo en la bajada vuelve una y otra vez como una ola mientras se recuerdan las muchas anécdotas que quedan como recuerdo de la actividad. Hasta el rafting más largo se acaba haciendo corto una vez secos y el cerebro acaba pidiendo una cosa… ¡¡Más!!
La actividad de rafting multiplica la diversión ofrecida cuando hay más agua, por eso esperamos a temporada de deshielo (mayo-junio) para organizarla. Prepárate a coger tu remo, dejamos a los grumetes en tierra y en breve zarpamos.